miércoles, 17 de octubre de 2007

puma del este


El puma, felino de hábitos peculiares
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Después de matar a su presa, poco a poco la arrastra entre la espesura del monte en busca de algún rincón oculto para devorarla.

Así es como el puma (Felis concolor) llega al final de su cacería. Cuando siente hambre, acecha con sigilo a su presa, se acomoda sobre una roca o en las ramas de los árboles en paciente espera. Al llegar el momento propicio, salta con agilidad y clava sus largos colmillos en el cuello de su víctima.

A pesar de que la presa -venado, carnero, ganado o caballo- pese más que él, el puma la arrastra con facilidad y sin dejar rastros. La ferocidad del puma es de sobra conocida por los campesinos.

En la época prehispánica se creía que matar un puma era de mala suerte, a pesar de que constantemente atacaba a los animales domésticos. Sin embargo, con la llegada de los frailes españoles y los cambios de ideología, la creencia pasó a un segundo término y los indígenas comenzaron a cazarlo, no sólo por su ferocidad, sino también para usarlo como alimento, pese a la dureza de su carne.

Según Pronatura Península de Yucatán, A.C., en la actualidad la presencia de este felino, perteneciente a la familia felidae, del orden de los carnívoros, ya no es tan común en varias regiones del país, incluida la Península de Yucatán, no precisamente por efectos de la cacería, sino por la gran escasez de su alimento favorito: el venado, cuya presencia y población está estrechamente ligada a la de este felino.

El puma es conocido en algunas regiones como "león americano' o "león de montaña', por su preferencia a vagar por las partes altas, en donde encuentra a otra de sus presas favoritas: el carnero.

CARACTERISTICAS

El puma es un felino de gran tamaño y cola larga. Por lo general, su pelaje es de color pardo amarillento o arenoso, que cambia a un tono café rojizo. La parte inferior de su cuerpo es blancuzca, y las orejas y las punta de la cola son oscuras. Sólo cuando es pequeño presenta manchas.

Se adapta con facilidad tanto a las altas montañas, como a las áreas secas y desérticas o a la sabana. Lo importante para este felino es la presencia de venados, pues aunque se alimenta de muchos otros animales, el venado es su presa favorita. Al parecer, no hay una sola región habitada por el puma en la que no haya venados.

POSIBLES CAUSAS DE SU EXTINCION

Es muy probable que el exterminio del venado sea la causa directa de que también el puma sea catalogado por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (Sedue) como una especie con "protección especial'.

La persecución de los ganaderos, que defienden a sus hatos de los ataques de este depredador, es otra causa de la desaparición casi total del puma en Yucatán.

La situación es un círculo vicioso, pues los ganaderos restan terreno a los felinos para sembrar sus campos o extender el pasto destinado al ganado, por lo que los felinos, al escasear el alimento, se acercan demasiado a los ranchos.

En otras regiones, la densidad poblacional del puma es variable.

La más alta parece encontrarse en la zona de bosques de pino y encino del Estado de México y del norte del país, especialmente en Chihuahua y Coahuila.

Al sur, la población se reduce considerablemente debido a la escasez de sus presas favoritas. En los trópicos, su abundancia también se ve restringida por la presencia de otros felinos competidores.

Debido a que es un animal que se desplaza más que el jaguar, es un tanto difícil encontrarlo para cazarlo. Sus perseguidores tienen que cubrir círculos cada vez más estrechos hasta localizarlo y acabar con él.

En ocasiones, la persecución dura de una a dos semanas. Pero cuando al fin lo encuentran, el resto es fácil, ya que el puma, a diferencia del jaguar que ataca a sus perseguidores, se esconde entre las rocas o las ramas, ya que no ataca ni a los perros ni al hombre. De este modo, se le puede disparar con facilidad.

REPRODUCCION

Se reproducen por primera vez cuando tienen de dos a tres años de edad. Las hembras eligen para el alumbramiento madrigueras en lugares rocosos aislados, generalmente en cuevas naturales. Las camadas constan de dos a cuatro cachorros que al nacer presentan numerosas manchas en el cuerpo y anillos en la cola, las cuales desaparecen cuando llegan a la edad adulta.

Entre las características del puma se encuentra su particular rugido, que emite en raras ocasiones; incluso, algunos investigadores y campesinos acostumbrados a su presencia informan no haberlo escuchado nunca. Otros hombres del campo, sin mbargo, afirman haber escuchado una especie de rugido o alarido, al parecer sonido semejante al del león africano, pero más agudo y de menor duración.

Acostumbra cubrir con hojas y ramas sus excretas y orina, formando montículos característicos a lo largo de las veredas que frecuenta o en los huecos inferiores de las colinas. También deja sus huellas en la corteza de árboles y en los postes de las cercas.

El puma caza de noche. A pesar de la oscuridad, localiza fácilmente a sus presas. Se agacha como los gatos y se acerca con cautela, luego se lanza velozmente sobre su víctima.

La forma más común de matar a sus presas es mordiendo su nuca o cuello. Por eso, los restos de sus víctimas presentan generalmente un hundimiento en la base del cráneo.

Otra costumbre conocida del puma es que antes de devorar al animal ya muerto, lo destripa y coloca las vísceras a un lado para enterrarlas con hojas y ramas. Después de comer, si le sobra carne del animal, la cubre también con hojas para que no sea devorada por otro animal y pueda hallarla al día siguiente y continuar su banquete.

Sus presas favoritas en Yucatán, además del venado, son: el ganado vacuno, caballos, jabalíes, agutis, tejones y en ocasiones monos. Algunas veces también se alimenta de pasto, que según algunos campesinos le sirve como "purgante'.

El puma no representa un peligro para el hombre ya que raras veces y sólo en situaciones extrañas se han reportado ataques de estos felinos a la especie humana, a la que teme y respeta.

A pesar de sus esfuerzos por sobrevivir, el puma es cada vez más escaso y podría desaparecer en unos años si no se establecen medidas para protegerlo.


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EL PUMA

Una de las especies más conocidas entre los félidos americanos es el PUMA. Tiene el pelo espeso, corto y suave, más rico en el vientre que en la parte superior del cuerpo. El color predominante es un bello amarillo rojizo, un tanto oscuro, que aún se oscurece más en el dorso; blanco rojizo en el vientre, se aclara hacia el pecho y en la cara interna de las patas, hasta convertirse en blanco en la región de la garganta, en la parte interna de las orejas y alrededor de la boca. Por encima y por debajo de los ojos aparecen dos pequeñas manchas blancas. Entre macho y hembra no existe diferencia alguna en el color del pelaje; en cambio sí la hay entre los adultos y los jóvenes, pues estos últimos tienen manchas oscuras y la cola con anillos amarillentos y negros alternados.

El área de dispersión de este félido es muy amplia: desde Canadá, a través de toda América del Norte y Central (excluyendo las Antillas) se extiende por América del Sur, hasta la Patagonia. En algunas de estas regiones el puma es abundantísimo, pero en otras puede considerarse casi extinguido.

Prefiere la selva a los terrenos abiertos, permaneciendo por lo general en las lindes de los bosques o también en las llanuras recubiertas de altísimas hierbas, donde emprende la mayor parte de sus cacerías. Si es perseguido por el hombre busca refugio en la espesura, escondiéndose con mucha habilidad entre los arbustos. Pasa la mayor parte del día durmiendo en los árboles, o entre los matorrales o las hierbas altas, y por la noche sale en busca de sus presas.

En sus movimientos el puma se muestra ágil y decidido; se dice que es capaz de dar saltos de hasta seis metros. Sus ojos son grandes y serenos y su mirada se halla totalmente exenta de ferocidad; ve mejor durante el crepúsculo y por la noche que a pleno día. Tiene el olfato débil, pero el oído agudísimo. Se muestra valiente tan sólo cuando la necesidad le obliga a ello; por eso huye siempre ante la presencia del hombre o del perro. Se dice que solamente ataca al hombre si ha sufrido hambre durante mucho tiempo.

Encuentra su alimento entre los mamíferos de menor tamaño o de menos fuerza que él, como coatíes, agutíes, alpaca, ovejas, cervatillos, etc. Ni siquiera los monos, tan ágiles y rápidos, ni los ligerísimos ñandúes consiguen escapar a sus ataques, ya que el puma se mueve muy bien tanto en el suelo como sobre los árboles.

Por lo general es un enemigo temible para los rebaños, aunque raramente ataque a animales de mayor tamaño que las ovejas (como caballos, terneros, toros y vacas). Los perros tampoco suelen temerle. Este felino rompe inmediatamente el cuello de la presa que ha logrado cazar y lame su sangre con gran avidez. No acostumbra permanecer mucho tiempo en la misma zona, sino que prefiere vagar sin descanso. Aunque sabe nadar muy bien, sólo en casos de absoluta necesidad atraviesa los ríos y los cursos de agua.

El puma vive aislado; machos y hembras sólo permanecen juntos en determinado período del año: en la época del celo. Después de una gestación de unos tres meses, la hembra da a luz dos o tres pequeños como máximo, que nacen con los ojos cerrados y el pelaje manchado. Estas manchas empiezan a palidecer hacia las diez o doce semanas después del nacimiento, y en el otoño siguiente, cuando tiene lugar la primera muda, el pelaje de los jóvenes pasa a ser igual al de sus padres.

Las hembras que han alumbrado ya en otras ocasiones son madres tiernas y afectuosas, pero las primerizas a veces matan y hasta devoran a sus primeros cachorros.

Si se capturan muy jóvenes, los pumas se convierten en poco tiempo en domésticos y tranquilos. Viven en buena armonía con perros y gatos, pero en cambio no consiguen reprimir sus deseos de lanzarse contra los volátiles domésticos. Lo mismo que los gatos, juegan durante horas y horas con pelotas de cualquier tipo. Estos pumas domesticados pueden dejarse libres por toda la casa. Buscan siempre a su guardián, al que lamen la mano y demuestran su afecto de distintas formas. Si se les acaricia, ronronean como los gatos.

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